Skeleton Bay, uno de los spots más impresionantes del mundo, podría dejar de existir en algún momento de los próximos 20 años debido a la acumulación de arena en la costa, afirma un estudio hecho por el oceanógrafo australiano Craig Bokensha y publicado en Swellnet.

Skeleton Bay es actualmente una de las olas más impresionantes del mundo, con un tubo que se extiende por kilómetros y que surfistas de todo el mundo se han lanzado a explorar desde que fuera descubierta hace cuatro años en la costa de Namibia. Sin embargo, por puras causas naturales esta ola perfecta podría dejar de existir en las próximas dos décadas. 

Según las imágenes satelitales reunidas por Bokensha, arena se ha ido acumulando en la costa gracias al viento que la arrastra permanentemente desde el desierto de Namib, haciendo que la perfección disminuya.

“La costa de Namibia está en cambio constante debido a los persistentes vientos del sur-sureste que soplan desde el desierto de Namib, lo que transporta arena a la zona cercana de la costa. Esto, junto a una significante deriva litoral, hace que aproximadamente un millón de metros cúbicos de arena lleguen a la bahía todos los años”, indicó el australiano.

Esto ha significado un crecimiento de la costa en 10 metros anuales y su prueba más contundente se trata de los restos del barco carguero “Eduard Bohlen”, que chocó contra la costa en 1909 y ahora se encuentra a unos 800 metros de la nueva línea costera.

Estas son las imágenes que el meteorólogo muestra en su estudio:

Evolución-de-Skeleton-Bay

Entre 2009 y 2016 ha habido un cambio significativo en el ángulo con el que rompe la ola. Esta medición se realiza viendo el ángulo que se forma al trazar una línea sobre la cresta de la ola sin romper y otra línea que se traza sobre la espuma (ver imágenes abajo). Un ángulo de rompimiento ideal sería entre los 30 grados, para crear olas rápidas y 50 grados, que crea olas lentas pero entretenidas. 

Sin embargo, de acuerdo al cálculo de Bokensha, en 2009 el ángulo de Skeleton era de 25 grados, mientras que para 2016 pasó a ser de 22 grados, o sea, una ola mucho más rápida. ““A este ritmo, la ola se acerca a un punto donde ni los mejores surfistas del mundo la podrán correr y se convertirá en un cerrón glorificado”, afirma el oceanógrafo.

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Si bien todo esto puede sonar terrible, Brokensha agregó al final del estudio una visión más optimista y es que si antes del 2000 Skeleton Bay ni siquiera se parecía a lo que vemos ahora, es posible que de la misma forma otras olas puedan crearse y transformarse gracias a la caída de las arenas en el lugar correcto. 

 

Aún así, todavía queda tiempo para surfear esta belleza como lo hizo Koa Smith hace unas semanas: