SurfBeats Radio te invita para este Viernes 26 de Junio a las 10:30am en el auditorio del Centro Cultural Agustín Ross.

 

 

 

 

Si aun no sabes lo que es Wild Expectations, acá te dejamos una nota con toda la información, sobre el programa de televisión  de fauna Chilena que promete convertirse en el mas importante de la historia de nuestro país.

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No es sólo su calidad técnica, que asombra. Ni la manera en que se acercan a los más diversos animales, con total delicadeza para no perturbarlos. Es, además, la espontaneidad con que el chileno René Araneda y el sudafricano Wayne Te Brake, protagonistas de Wild Expectations, reaccionan ante lo que ven y bromean entre sí, lo que da a estas imágenes un sello distintivo. Wild Expectations: un proyecto televisivo que acaba de firmar contrato con Animal Planet y que promete convertirse en la serie de fauna chilena con mayor resonancia en la historia.

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E s el otoño de 2013. En un valle despoblado de la cordillera patagónica, dos hombres jóvenes yacen de espaldas. Conversan sobre Alfred Hitchcock, recordando los momentos más inquietantes del clásico filme Los pájaros. “Al suelo, quédate quieto”, dice uno al ver que decenas de cóndores vuelan en círculo sobre sus cabezas. Otra escena: juegan a perseguirse como un puma a un ciervo, disfrazados con simples máscaras de animales, de las que se usan en los cumpleaños. Y en una tercera toma simulan devorar a la presa recién cazada con cuchillos y tenedores de utilería. Son el chileno René Araneda y el sudafricano Wayne Te Brake, conductores de la serie televisiva Wild Expectations –sobre la fauna chilena–, quienes no muestran en cámara reverencia alguna por la habitual seriedad de los documentales de vida silvestre.

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Wild Expectations está hoy en su fase de preparación, antes de ser distribuida y exhibida en todo el mundo –a partir de 2015– por el canal Animal Planet, propiedad de Discovery Networks y presente en más de 200 países. Creada y dirigida por el mismo Araneda, y filmada por Christian Muñoz Donoso –prestigioso cinematógrafo chileno que ha obtenido cuatro premios Emmy por sus registros de vida natural–, esta serie se propone refrescar un género cuyo principal fundador fue la BBC, a mediados del siglo pasado. El primer programa de este tipo fue el legendario Zooquest1 –entre 1953 y 1964–, conducido por sir David Attenborough, quien todavía hoy es considerado un “prócer” de este tipo de documentales.

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Attenborough creó la modalidad más convencional y fastuosa de estos programas –el blue chip documentary–: enormes presupuestos destinados a registrar lo más llamativo de la conducta animal: cacería, reproducción, defensa y alimentación (es decir, algo así como “sexo y violencia” entre los animales). En esos documentales la presencia humana era sobria y distante, circunscrita a libretos más bien formales, y apoyada habitualmente en un presentador del que muchas veces tan sólo se oía la voz. En esas producciones se inspiraron clásicos de la televisión chilena como Al Sur del Mundo, de Francisco Gedda, y La Tierra en que Vivimos, de Sergio Nuño, los que con aventuradas tomas, seriedad en los libretos y una acuciosa investigación de nuestro entorno, preservaron el formato en versión local. Ya en los años 70, la estructura inicial del blue chip documentary se vio enriquecida con las vivencias y reflexiones de los conductores –científicos o exploradores–, que fueron aumentando su protagonismo. A partir de entonces, ya no sólo se presentaba a los animales, sino que se interactuaba con ellos más directamente, en un formato que luego se consolidó como character versus animal2 (personaje ante animal) –el francés Jacques-Yves Cousteau es buen ejemplo de ello–. Y más trágico representante de esta modalidad es el malogrado australiano Steve Irwin –“el cazador de cocodrilos”–, que en 2006 murió, precisamente, por el ataque de una mantarraya a la que estaba persiguiendo y filmando. “Algunos realizadores llegan incluso a provocar a los animales para intensificar la tensión dramática”, asegura René Araneda. “Pero eso a nosotros no nos interesa. Por el contrario, intentamos aproximarnos a ellos sin estresarlos ni modificar sus conductas”, afirma. Agrega que es justamente esa integridad uno de sus capitales más valorados: “El público y los distribuidores exigen ahora no sólo creatividad, sino ante todo credibilidad. El abordaje poco invasivo es nuestro sello. Nuestros propósitos son eminentemente educativos, 2 Aunque la traducción literal es “personaje versus animal”, la denominación se refiere no tanto a la rivalidad sino a la interacción entre ambos. y para eso buscamos los ‘encuentros cercanos’ con ética y respeto, incluso junto a científicos o investigadores, muchas veces”. Otro sello de Wild Expectations es su altísima calidad de imagen, lograda con equipos de última tecnología que hasta ahora no se había usado en Chile para grabar la vida silvestre. Las cámaras que utilizan, por ejemplo, son de formato 4K y 5K –las mismas empleadas en películas como El Hobbit o El Hombre Araña–, con una impresionante resolución equivalente a cuatro o cinco veces los 1920 x 1080 pixeles del Full HD. Y para los acercamientos, la producción cuenta con un set de variados lentes, incluido un poderoso teleobjetivo de hasta 600 mm que –sumado a la altísima definición de las imágenes– permite capturar, por ejemplo, los menores detalles de la cabeza de un puma a 50 metros de distancia.

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UNA COBRA EN EL DORMITORIO René Araneda es diseñador y profesor en la Universidad Católica de Chile. Siendo estudiante universitario, planificó los pasos que debía seguir para especializarse como documentalista de vida silvestre y, ojalá, consolidarse algún día a nivel mundial. Luego de egresar y titularse, el primer paso fue someterse al entrenamiento de guía en el Hotel Explora de Torres del Paine, donde trabajó cerca de dos años. El paso siguiente fue instruirse en Sudáfrica como guía profesional de safari, en un curso certificado por la Asociación de Guías del Sur de África (FGASA), cuya licencia lo habilita para trabajar también en Mozambique, Botswana, Zambia, Namibia y Zimbabwe, entre otros países. Para financiar el curso, Araneda hizo de improvisado camarógrafo, guionista y productor de la serie Garonga Safari –Garonga se llamaba el lugar de la reserva natural privada de Makalali, donde se desarrollaba el curso–, emitida por Canal 13C en 2011, y posteriormente por la señal abierta de Canal 13. Se vieron allí episodios tan inauditos como el de una cobra escupidora –una de las serpientes más letales– que apareció en el dormitorio del documentalista, o la sorprendente visita de leones y elefantes en el patio de su casa, o el hurto reiterado de sus ropas y zapatos por parte de las hienas que merodeaban las instalaciones. En todos estos registros cotidianos intervenían los instructores y el resto de los alumnos, que se desempeñaban alternativamente como entrevistados, camarógrafos y asistentes, a la manera de un circo pobre o de un sketch escolar; entre ellos, Te Brake, uno de los profesores del centro. El nombre de Wild Expectations puede significar literalmente “expectativas sobre lo salvaje”, aunque también, más coloquialmente, algo así como “tremendas expectativas”. En todo caso, lo eligieron para subrayar que se trata de una aventura en la que todo está por conocerse, y de la que pueden esperarse descubrimientos “salvajes” o “increíbles”.

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Araneda emprendió la venta de su proyecto “en verde”, solamente con maquetas y sinopsis y sin haber aún editado el material. Junto con Muñoz Donoso, se acercó a conversar con grandes productoras como la BBC, el Smithsonian Channel y el propio Animal Planet, a cuyos ejecutivos contactaron a fines del 2013 en el Jackson Hole Wildlife Film Festival de Estados Unidos– uno de los dos encuentros más importantes de documentales de vida silvestre en el mundo, junto con el Wildscreen de Bristol, en Inglaterra–. Fue justamente en Bristol donde se conocieron en 2012 ambos realizadores, pues René llegó allí con la idea preliminar de Wild Expectations, buscando respaldo para ejecutarlo. “Para vender la idea les mostraba Garonga Safari, demostrando que con muy pocos recursos había sido capaz de hilar historias siguiendo las líneas del respeto hacia la naturaleza y de la educación, además de mucha entretención”.

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“América del Sur está hoy en boca de todos”, dice Araneda, “por lo poco explotada que ha sido en este tipo de documentales, y por lo inexplorado de sus territorios”. Afirma que “está en retirada la idea de que la fauna de esta región es aburrida y deslavada. Al contrario, nuestro aislamiento geográfico contribuye a esa imagen de que algunos de 59 “nuestros ecosistemas son de los más prístinos del planeta”, explica. EN EL “BOSQUE DE YODA” Sin haber formalizado respaldo contractual ni económico alguno, el equipo partió filmando en enero de 2013. Se editaron breves cortos promocionales –el primero de ellos, lanzado en septiembre del 2013, sumó más de 60 mil visitas en las primeras 48 horas–, y hoy se continúa con más etapas de rodaje y producción.

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Wild Expectations se propone cubrir todo el país, aunque por el momento sólo hay registros en Atacama, Aysén, Torres del Paine y la Antártida. La filmación no estuvo exenta de inconvenientes, pues se debió ejercer el ingenio y la paciencia para abordar a las especies más tímidas; fue así con los cóndores, por ejemplo, a los que esperaron tres o cuatro días dentro de una carpa con diseño de camuflaje. En otros parajes, en cambio, y debido al mismo aislamiento de su hábitat, los animales se aproximaban a la cámara sin temor alguno; de ello dan fe las asombrosas tomas de grupos de delfines australes, pumas con sus cachorros, o un pequeño chucao jugando a los pies de los conductores. Es importante señalar que al principio de las grabaciones no estaba definido el tono argumental de la serie. “En el mundo donde yo trabajo todo debe ser perfecto. Grabas durante tres días para obtener apenas un minuto de programa. Nada de ir filmando lo que encuentres cámara en mano; vas con una idea clara de lo que quieres hacer”, dice Muñoz Donoso. “Pero en Wild Expectations no había nada fijo de antemano. En cada locación teníamos una lista de lo que nos gustaría ver, pero no teníamos guión y recién en la filmación definíamos cómo lo haríamos”, explica el camarógrafo. “Por lo mismo es que, al comienzo, yo no estaba muy convencido de participar en la serie”, reconoce. Pero el contagioso entusiasmo de Araneda, y su inclaudicable optimismo, lograron embarcarlo. Ya comenzadas las grabaciones –y de manera bastante casual–, se le reveló a todo el equipo lo que sería uno de los elementos más distintivos del proyecto. “Estábamos haciendo unas tomas muy aburridas y formales, cuando de pronto me fijé en un diálogo entre René y Wayne”, recuerda Muñoz Donoso: “‘En este bosque vive Yoda’, reflexionaba el chileno. ‘¿Y comerá ranitas?’, preguntó el sudafricano. ‘Pero ni siquiera sabes quién es Yoda’, se burló Araneda. Y agregó: ‘Para tu cumpleaños te voy a regalar La guerra de las galaxias. Y también Indiana Jones. Y Tiburón’. ‘No pienso verlas’, respondió Wayne”. “Cuando presencié ese diálogo, supe de inmediato cuál debía ser el tono del programa. Es cierto que otras series tienen conductores carismáticos y guiones llenos de humor. Pero son eso: guiones”, asegura el camarógrafo. “Aquí, en cambio, lo que se ve en pantalla es lo mismo que ocurre tras las cámaras”. Donde otros habrían dicho “corten”, el equipo de Wild Expectations sigue grabando, haciéndose eco de una tendencia omnipresente en la televisión moderna que, en lugar de ocultar los chascarros y la domesticidad de la filmación, los incorpora como un elemento más del relato. Así, Wild Expectations no sólo ofrece tomas inolvidables de ballenas azules, orcas y pumas; imágenes nunca vistas de flamencos atrapados en el hielo, y registros inéditos de la ranita de Darwin en su hábitat natural. También trae bromas a flor de labios, reacciones imprevisibles y, sobre todo, emoción humana, de la más auténtica y genuina, frente a las maravillas de la vida natural.

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