El surf y los deportes extremos siempre han motivado Arturo Irarrázaval López, emprendedor, publicista e ingeniero comercial.
En 2011, creó la marca “COA Chile”, en la que fabrica tablas de surf, ropa, accesorios y artículos relacionados a esta disciplina, con la particularidad que la mano de obra son personas privadas de libertad, quienes han trabajado en los artículos deportivos en sus respectivos recintos penitenciarios.
La expansión del coronavirus no sólo está dejando un duro registro de contagiados y fallecidos, sino que también está afectado directamente en la economía mundial, golpeando con mayor fuerza a las pequeñas y medianas empresa que, en gran medida, han debido congelar sus actividades productivas o buscar formas para reinventarse.

La necesidad urgente de mascarillas en Chile
“Nos encontrábamos trabajando en un proyecto llamado Talento COA, para la cocreación de productos hechos entre diseñadores profesionales y jóvenes del Sename para desarrollar su potencial en diseño y arte”, señaló Irarrázaval.
“Nos preparábamos para el ingreso masivo de estos productos en el retail, pero la pandemia provocó el cierre de los mall y las grandes tiendas, además de las cárceles y los centros del Sename. Es decir, no pudimos seguir haciendo los productos y menos pensar en distribuirlos”, agregó.
Fue así como el snowboarder y surfista tomó la decisión de buscar un negocio alternativo: “Si bien COA no ha congelado todas sus operaciones, necesitábamos de todos modos explorar otras opciones a la espera que todo vuelva a la normalidad y buscando algo que ayudara a la comunidad”, aseguró.
“Finalmente nos decidimos por vender mascarillas, al evidenciar la necesidad de ellas en todo el país. Tengo tarjetas de proveedores clínicos en China y con ellos estoy importando mascarillas”, sostuvo.

Mascarillas de calidad
Las mascarillas, elaboradas en aquel país, tienen certificación americana y europea para diversas situaciones de infecciones, entre ellas virus y bacterias. Tienen un nivel de protección de un 95% y sus modelos son N95, KN95 y quirúrgica.
“Ante la escasez de mascarillas, las autoridades están enseñado a hacer unas caseras, pero obviamente el nivel de efectividad y permeabilidad es muy bajo, no se compara con una que cumpla con las certificaciones internacionales y que de verdad te protegen”, advirtió Arturo Irarrázaval López.
Las mascarillas se están distribuyendo, principalmente, en hospitales y centros de salud, en empresas que no pueden parar de operar y también en cadenas farmacéuticas para la adquisición unitaria.
